La fluctuación en tiempo real se refiere a la variabilidad en el retraso experimentado en la transmisión de paquetes de datos a través de una red. En los sistemas en tiempo real, como las videoconferencias, los juegos en línea o las llamadas VoIP (Voz sobre Protocolo de Internet), la fluctuación puede causar interrupciones porque estas aplicaciones dependen de un flujo constante de datos. La variabilidad en los tiempos de llegada de los paquetes puede provocar interrupciones en el audio, fallos en el vídeo o retrasos.
El jitter en los sistemas de tiempo real se ocupa específicamente de la inconsistencia en los intervalos de tiempo entre la llegada de paquetes de datos. Es una medida de la desviación del tiempo esperado, que puede alterar la entrega fluida de flujos de datos en tiempo real. Esta inconsistencia es crítica en aplicaciones donde la entrega de datos ordenada y oportuna es esencial para mantener la calidad y el rendimiento.
Jitter, en palabras simples, es el retraso irregular en la transmisión de paquetes de datos. Es la variación en el tiempo entre el momento en que se envía un paquete de datos y el momento en que se recibe. Piense en ello como la inconsistencia en el flujo de datos, que puede causar interrupciones o retrasos en servicios que requieren un flujo constante de información.
La fluctuación y la latencia son conceptos relacionados pero distintos. La latencia es el tiempo que tarda un paquete de datos en viajar desde el origen hasta el destino, también conocido como retraso. El jitter, por otro lado, es la variación de este retraso en el tiempo. Mientras que la latencia mide el retraso general, la inquietud mide las fluctuaciones en ese retraso. Una latencia alta puede provocar retrasos en la comunicación, mientras que una fluctuación elevada puede provocar inconsistencias e interrupciones en el flujo de datos.
Una buena tasa de fluctuación es generalmente baja, idealmente inferior a 30 milisegundos. En aplicaciones en tiempo real, como videoconferencias, juegos en línea o llamadas VoIP, una tasa de fluctuación inferior a 20 milisegundos se considera excelente, ya que garantiza un flujo de datos fluido y consistente. Las bajas tasas de fluctuación ayudan a mantener la calidad y el rendimiento de estas aplicaciones al minimizar las interrupciones y retrasos.