- Evaluar el entorno actual es el primer paso en la migración a la nube. Esto implica comprender la infraestructura, las aplicaciones y las dependencias existentes para determinar la idoneidad para la migración.
- Lo siguiente que viene es planificar la estrategia de migración. Esto incluye seleccionar el modelo de servicio en la nube (IaaS, PaaS o SaaS) y el proveedor de la nube adecuados, así como delinear un plan de migración detallado con cronogramas e hitos.
- Durante el tercer paso, las aplicaciones y los datos se preparan para la migración. Esto implica optimizar las aplicaciones para la compatibilidad con la nube, abordar cualquier dependencia o problema de integración y garantizar que los datos estén listos para la transferencia.
- La migración en sí es el cuarto paso. Esto incluye transferir aplicaciones, datos y otros elementos comerciales al entorno de la nube y, al mismo tiempo, minimizar la interrupción de las operaciones en curso.
- Después de la migración, es fundamental validar y probar los recursos migrados para garantizar que funcionen correctamente en el entorno de la nube. Este paso ayuda a identificar y resolver cualquier problema posterior a la migración.
- El último paso implica optimizar y gestionar continuamente el entorno de la nube. Esto incluye monitorear el rendimiento, la seguridad y los costos, así como realizar ajustes para optimizar los recursos y mejorar la eficiencia general.
Las 6 R de la migración se refieren a diferentes estrategias para manejar aplicaciones durante la migración: rehospedar, refactorizar, revisar, reconstruir, reemplazar y retirar. Cada estrategia ofrece un enfoque distinto para la transición de aplicaciones a la nube en función de factores como la complejidad, el costo y los objetivos comerciales.
Las estrategias de migración a la nube incluyen realojamiento (levantar y cambiar), cambiar de plataforma (levantar, retocar y cambiar), recompra (desechar y comprar), refactorización/rearquitectura (levantar, remodelar y cambiar) y retirarse (eliminar y detener). Estas estrategias ayudan a las organizaciones a determinar cómo migrar aplicaciones en función de sus necesidades y objetivos específicos.